miércoles, 15 de octubre de 2014

Una botella de whisky barato y unas tres cajetillas de Fortuna

Por: Johana Amariles Ramírez

Douglas encendía como el cuarto cigarrillo de la noche y Bernardo mencionaba cómo Yuya había cambiado su vida al enseñarle en un tutorial a arreglar el cierre de su pantalón.

Como es habitual últimamente en la ciudad de Medellín, esa noche hacía un frío aterrador, perfecto para un café, pero Douglas y Bernardo prefirieron  una botella de whisky barato y unas tres cajetillas de Fortuna.

Cuando de hablar de zona de fumadores se trata, el parque de El Poblado (P.P) es uno de los primeros lugares en la lista de nominados. Y es allí donde estos dos mejores amigos de 22 y 24 años, respectivamente, pasan largas noches de humo y licor.

Douglas es un estudiante de Comunicación Audiovisual y además guitarrista de No Memories, una banda de Hardcore de la ciudad. Fuma desde los 15 años y aunque ha intentado dejar el cigarrillo en varias ocasiones no ha logrado hacerlo.

Por su parte, Bernardo es un recién graduado de Construcción e igualmente guitarrista de No Memories. Berni, como lo llaman sus amigos, fuma desde décimo grado y a diferencia de Douglas no ha dejado de hacerlo en ningún momento. “No me dejan fumar ya en la casa porque he quemado muchos muebles, entonces le he bajado un poco en semana, pero no he intentado dejarlo”.

Estos dos emos son un par de personajes y no justamente por la apariencia física, pues a pesar de los 1.80 de Douglas y de los múltiples tatuajes de ambos, pueden pasar físicamente inadvertidos; la cosa cambia cuando tienen tragos encima. “En el P.P he tenido peleas con enanos, me he montado en el CAI del parque con Berni y ahí ya hay una cámara de cuenta de nosotros. También recuerdo que una vez me monté a la estatua y me caí”, señala Douglas.

Aquella noche en la que acompañé a Bernardo y a Douglas en el Parque de El Poblado, no presencié sus excéntricas demostraciones de ebriedad, pero sí el ‘encienda y apague’ de colillas que me convirtió en fumadora pasiva.

“Las investigaciones dicen que los fumadores pasivos son igual de propensos a tener las mismas enfermedades de un fumador normal. Eso no es viejo, de hecho por eso se están implementando esas medidas de espacios libres de humo”, explica David Correa, médico de la Universidad Cooperativa de Colombia.

La ley antitabaco (ley 1335 del 2009), prohíbe fumar en espacios cerrados o en aquellos que cumplen con ciertas características para ser considerados espacios libres de humo. Esto, según explica una publicación online del Ministerio de Salud Nacional, buscando proteger a la población no fumadora, en especial, niños y adolescentes.

Lo preocupante del asunto es el desconocimiento o irrelevancia que fumadores y no fumadores le han dado a la ley que lleva más de 3 años en vigencia. Por ejemplo, cuando se le pregunta a Bernardo, responde con total franqueza que “no tienen ni puta idea de qué se trata”.

Ellos no son los únicos, Melissa González, estudiante de quinto semestre de Comunicación Audiovisual, tampoco conoce la ley, pero se considera rotundamente en contra del cigarrillo por lo afectada que se ha visto al respecto. “No lo tolero porque no fumo y me estresa que las personas que fuman lo hagan en espacios cerrados. Me parece que si toman la decisión de contaminarse lo hagan en espacios alejados de los demás y no nos contaminen a nosotros”.

Según explica Correa, el cigarrillo trae muchas consecuencias al cuerpo humano, pero básicamente lo primero que ataca es la vía respiratoria. Afectaciones tales como: gingivitis, peritonitis, manchas en los dientes, mal aliento, bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), gastritis, úlceras gástricas, cáncer, entre otras, que afectan al fumador activo y en algunos casos al pasivo.

Douglas no parece muy afectado al respecto por como responde al preguntársele por las repercusiones que le ha traído el cigarrillo, y es que a él no le preocupa tanto el tema de la salud como sí el de la estética: su boca y sus dientes, “porque es la carta de presentación ante la sociedad”.

Bernardo, por su parte, ha tenido algunos acercamientos desfavorables: “Una vez necesitaba un cigarrillo, tenía solo 100 pesos y me compré un Piel Roja sin filtro; me quemó la garganta y me dio amigdalitis. Dejé de fumar como 15 días por ser un perro miserable”.

Correa también añade que todas las personas tienen una justificación ante cualquier vicio, “lo hacen para justificar su adicción” y al hablar con Bernardo se ejemplifica lo dicho: “A mí se me va el aire cuando camino mucho pero es porque soy gordo y no soy ni chimba deportista”.

“Una persona que lleva aproximadamente 7 años fumando tiene varias afectaciones. A corto plazo: la disminución de la capacidad pulmonar. Y es que no tiene las mismas capacidades físicas para hacer ejercicio que una persona atlética”, concluye correa.

Melissa no es la única no fumadora que se ha visto afectada por el cigarrillo. Sebastián Santa Fe, estudiante de quinto semestre de Comunicación Social, también se considera en contra. “Una vez me quemaron con uno en el Parque de los Deseos. De hecho fue una loca con la que salía. Y luego me dio un pico en la quemadura”.

Tanto fumadores como no fumadores escriben su historia con relación al cigarrillo. El mismo artículo publicado por el Ministerio de Salud menciona que los países en desarrollo son los que tienen mayor número de fumadores y por supuesto Colombia está incluido.

Es difícil pensar en que la totalidad de los fumadores va a dejar su adicción, no obstante, el alto índice de enfermedades generadas por el cigarrillo, mantiene en alerta a las autoridades que buscan medidas apresuradas para controlar la acelerada mortandad, puesto que esta es la primera causa de muerte evitable en el mundo.

Muchos fumadores seguirán ignorando los llamados de atención y campañas emprendidas por las entidades gubernamentales y grupos ambientalistas. Seguramente Douglas y Bernardo también lo harán. Y es que como en el caso de Correa, algunos consideran que es un asunto cultural.

Por lo menos Bernardo tiene claro que los motivos por los que le diría adiós al cigarrillo no estarían relacionados con su salud o concientización social: “Si lo dejara no sería por salud, sino porque sale muy caro y soy muy tacaño. Fin”.



GALERÍA FOTOGRÁFICA - PARQUE DE EL POBLADO












David Correa, médico de la Universidad Cooperativa de Colombia: